La ilusión ha vuelto

El baloncesto amateur es, si cabe, más duro aún que el profesional y lo que ello conlleva. Cuando las situaciones personales merman a un bloque, poco se puede hacer para revertir la situación. Para muestra, un botón. El Club Baloncesto Punta vivió la pasada campaña como una de las más complicadas en sus últimos años. El ascenso fallido, por una serie de factores propios de este mundo, cambió las circunstancias de la noche a la mañana. Si bien el trabajo se comenzaba con la esperanza propia del campeón que desea volver a serlo, la sombra de los resultados y el cambio en el banquillo obligó al equipo a ser humilde y vivir del hoy.

Si hablamos de las dificultades que reinan en la realidad de nuestro deporte, también debemos apuntar la capacidad que tuvo el equipo para rehacerse, en cuestión de meses, y con pocas incorporaciones más allá de las de los veteranos  Julio Álvarez y Kiko Revuelta, y los ya conocidos dentro del club Alejandro Polo y Rafael Elorriaga (primer año en sénior) para completar el bloque y dar profundidad al fondo de armario. Emilio Franco acaparó los mandos y desde pretemporada, junto a Claudio Pomares, exigió competitividad a los suyos, que respondieron enfrentándose a rivales de mayor entidad para su puesta a punto.

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El nuevo entrenador, conocedor de primera mano de todos los componentes de la plantilla, hacía gala desde temprano de una ambición controlada, lejos de metas ostentosas. «El objetivo es competir», repetía, al hablar de lo que fraguaba. Ya hoy, tras semanas de campeonato, vemos desde su prisma cómo la labor que desde agosto llevó consigo todo el cuerpo técnico (con la inestimable ayuda de David De Casas) está dando sus frutos. Un baloncesto rápido y atractivo, en el que los jóvenes del plantel tienen una importancia vital, está sabiendo imprimir Emilio.

La relevancia que cobrarían los salidos de la cantera puntaumbrieña siempre quedó manifiesta. El nuevo estilo, además, beneficia a que aquellos componentes del famoso cadete que logró el pase al campeonato de Andalucía en 2011. Con la defensa como punto de partida, hacen del contraataque su seña de identidad. Para jugadores como Iván García, Paco Polo o el propio Bruno Medina, el nuevo rumbo se ajusta como anillo al dedo.

Los números, además, apoyan esa teoría. Permiten poco más de 55 tantos por partido (siendo la segunda mejor defensa de la liga), anotando una media de más de 71 (el mejor en este sentido). 5 victorias de 6 posibles, la ilusión ha vuelto.

Por Germán Coronel, ¡saludos!


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